miércoles, 26 de mayo de 2010

Erase una vez...

Erase una vez que se era una niña linda y primorosa que vivía en un planeta sembrado de cuentos, colores y banquetes de flores con formas de letras. La niña linda tenía un nombre secreto que, nada más verte, se transformaba ipso facto en el descanso y el alivio de todas las penas. Cargadita de historias de celofán, envolvía los infortunios con sus pequeñas y delicadas manos mientras te hablaba con luz en los ojos de la ternura de su vástago.
Fue así como llegué a su planeta, en un hueco de mi alterada agenda, a las diez y media, con pocos minutos y muchos relojes, y así fue como salí a no sé qué hora, con el alma cuajada de historias, un mandala, una oveja, una pulsera mágica, el almuerzo, dos sonrisas y una guerra de las galaxias...

2 comentarios:

  1. amigas estáis ideales y el relato nos ha llevado a sentiros como si lo hubiésemos compartido con vosotras!!
    sois lo máximo!
    Besitos infinitos :)

    ResponderEliminar
  2. Ella es exactamente Consuelo y todo lo que le rodea, atrapa, atrapa, atrapa, cobija, cobija, cobija. Ana, has sabido representarlo perfectamente, chulísimo!!!

    ResponderEliminar